El pasado mes de septiembre el Área de Gobierno de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Madrid presentó un plan para recuperar las instalaciones del Frontón Beti Jai, un histórico recinto deportivo para jugar pelota vasca en la capital española, y conocido también como 'la Capilla Sixtina de la pelota'.
El documento denominado "Plan Especial para la mejora de las determinaciones pormenorizadas del Frontón Beti-Jai" recoge la posibilidad de construir una nueva cubierta para el edificio. No obstante, la organización Madrid, Ciudadanía y Patrimonio (MCyP) asegura que esto sería perjudicial para la conservación de las instalaciones teniendo en cuenta que está declarado como Bien de Interés Cultural en categoría de Monumento.
Por este motivo, dicha asociación, de la que es miembro la Plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai de Madrid, ha lanzado una campaña de micromecenazgo (crowdfunding) para financiar colaborativamente los costes del proceso contencioso-administrativo, solicitando la derogación de dicho plan especial que el Ayuntamiento de Madrid pretende llevar a cabo.
El Frontón Beti Jai —"siempre fiesta" en vascuence—fue construido por encargo del singular empresario vasco José Arana y su diseño de estilo neomudejar, es obra del arquitecto cántabro Joaquín Rucoba (1844 -1919). Autor también de otras obras importantes de la arquitectura española, como la también neomudejar plaza de toros de Málaga, el Ayuntamiento de Bilbao o el Teatro Arriaga de esta misma ciudad.
El Beti Jai, ubicado en el número 7 de la Calle Marqués de Riscal de la capital española, fue inaugurado el 29 de abril de 1894 y costó 500 de las antiguas pesetas. El edificio destacaba por sus grandes dimensiones, contaba con una superficie edificable de 10.800 metros cuadrados repartidos en 4 plantas y capacidad para 4.000 espectadores y fue definido por el propio Arana como una especie de Vaticano de las pelotas. "¡Institución sagrada, que subsistirá incólume, aunque vinieran otra vez los sarracenos!", decía.
Sin embargo, Arana se equivocó en su afirmación, su época dorada duró apenas dos décadas (1894-1918) en el que no sólo fue usado para la práctica deportiva. A partir de mediados del siglo XX el edificio comenzó a caer en el olvido y pasó a tener todo tipo de usos desde comisaria y cárcel durante la Guerra Civil Española, pasando como local de ensayo para bandas musicales de la Falange, hasta acabar como garaje y taller de reparaciones de vehículos.
A pesar de su avanzado estado de abandono y deterioro, el frontón Beti Jai —único ejemplo de edificio deportivo del siglo XIX de Madrid y único en Europa por sus características arquitectónicas—, fue declarado Monumento Nacional en 1991. Ese mismo año, Fernando Chueca Goitia, arquitecto, historiador y académico de la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando, impulsó su declaración como Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento. En 2011, 20 años después, finalmente La Comunidad de Madrid le otorgó dicho privilegio.
Aunque actualmente el frontón se encuentra en proceso de recuperación después de que el Ayuntamiento de Madrid lo adquiriera en el año 2015, la lucha por salvar la esencia y mantener espíritu original de este edificio único continua activa. En este caso se prentede evitar la cubrición del patio y evitar desfigurar el edificio original y que pierda parte de su identidad histórica y cultural.
La campaña de micromecenazgo promovida por Madrid, Ciudadanía y Patrimonio estará abierta hasta el próximo 6 de enero de 2018.